Inspirada en el post de mi hermano del otro día, donde daba la bienvenida al 2016 y sus deseos con canciones, me encontré pensado en la música de mi vida. Aquella que se oía de fondo mientras mi familia y yo crecíamos y llegábamos donde estamos.
¿Quién no ha cantado de memoria la letra de un rap del año de la catapún sin saber como? ¿Has tatareado alguna vez la siguiente canción del álbum dejando a todos flipando? ¿Alguna vez se te han puesto a bailar los pies cuando ha sonado ese hit de toda la vida que tanto te gustaba en un bar?
Yo sí, soy de esas. De aquellas personas que escuchan una y otra vez la misma canción o disco hasta la saciedad. Y no sé cómo me sorprendo de que años más tarde me sepa la letra o de que más adelante, esas canciones sean mi casa, mi refugio, de alguna manera mis raíces.
Se ha llevado a cabo mucha investigación sobre la relación entre música y memoria y se han observado los beneficios de la música en personas con demencia o en personas con problemas cognitivos. En el hospital que trabajaba hace poco, tenían a un guitarrista cada tarde en la planta de geriatría. ¡Les encantaba!
Pero no hace falta ser mayor o padecer problema alguno, la música es terapia para todos. Y aún mejor, cuando cada disco o canción lo has compartido con alguien, se convierte en la mejor medicina.
HAPPY SUNDAY!