Suelo pensar esto a diario cuando alguien se queja por un problema de salud en la consulta. Nunca lo digo, trato de explicar y sigo adelante.

El problema es más grande cuando ya la ignorancia es general y no se ciñe a lo médico sinó a tantas otras cosas que la rodean que sería difícil poner el límite.

En muchas ocasiones, esa ignorancia o falta de educación generalizada, se pone de manifiesto desde la agresividad, pues la persona ignorante conoce sus limitaciones y responde agresivamente a aquello que no conoce.

Estamos en estas, en un vaivén de desencuentros, en ocasiones cargados de mucha tensión, que, espero, pronto se vayan recolocando.

La confianza se gana.

Ese será mi premio.