Estamos encerrados. Nos habíamos perdido en medio de la nada para no volver. Pero volvimos.
Llegamos a la gran ciudad de Barcelona a ver a nuestros amigos.
Pero ahora, El Hombre y yo estamos encerrados.
Ofrecidos una cama donde dormir ayer caímos rendidos en ella, después de una cena FANTASTICA con amigos.
Mi amiga y su pareja, habían preparado una cama doble monísima, con todo lo que tenían.
Yo, al verla o de puro cansacio, cerré immediatamente los ojos al tocarla y desaparecí del mundo en un sueño rico, rico, rico…
Esta mañana amanecí con los ruidos de las motos y pajaritos que circulaban por la estrecha calle.
También con los movimientos perezosos del dueño de la casa, de un lado para otro recogiendo sus cosas para ir a trabajar.
El Hombre durmiendo, yo haciendo el gusanillo en cama hasta oir el último paso. Se cierra la puerta y pasa la llave. ¿Has cerrado? No puede ser… Me giro otra vez en mi cama calentita….
Pero evidentmente, lo primero que hago al despertarme es ir a comprobar la puerta. Cerrada con llave por fuera.
¡¡MIERDA!!
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