Bueno, bueno, bueno…. Resulta que recientemente se han dado o sucedido algunos hechos que me llevan a escribir sobre el amor. Ese sentimiento universal pero que tiene infinitos nombres, tantos como idiomas: amor, love, amour, amore, Liebe…
Como decía, esos hechos son:
1. El más extraordinario: el lunes asistí a la boda de una nueva amiga en Londres.
2. El nuevo amor de una amiga mía.
3. Los otros casos, que los uniré en uno, pero no por ello menos importantes, son los tira y afloja de algunas amigas con sus respectivas parejas o amigos especiales.
Pues bien, pensando en esto, me acordé de un ejercicio (que aún guardo) que tuve que hacer una vez para una asignatura online que iba sobre Filosofía, bastante interesante. Después de leernos un texto debíamos contestar a unas preguntas sobre un mito a través del fórum y ésta iba así:
“¿Por qué Eros es, ante todo deseo, carencia de lo ausente?
Debido a nuestra naturaleza primitiva, que explica Aristófanes a través del mito de la media naranja, el hombre anhela la unión al ser con el que coincide en índole, pues es su mitad en un primitivo ser.
Entonces el amor, Eros, es el deseo y la búsqueda de ese ser para que se de la constitución de un único ser, el primitivo y sólo si se lleva a cabo esa unión perfecta, de esos dos seres en búsqueda guiados por el amor, sólo cuando se consuma, el hombre es feliz.
Pero si Eros es deseo, carencia de lo ausente, persecución, anhelo, en definitiva, un sentimiento tan vivo e intenso, ¿qué sucede si esa búsqueda cesa, porque se encuentra al amado, y se consuma el amor? ¿Acaso se consume el amor? ¿Se pierde la felicidad?
Amor es más que todo eso, amor es voluntad.”
Esa era mi respuesta entonces y hoy aún me reitero. Quizá por experiencia propia, quizá por experiencias ajenas.
Cuando encuentras a esa media naranja, a esa persona con la quien compartes aficiones, ideas, valores… Con la que disfrutas, con la que te sientes a gusto, con la que nunca te cansas de estar, con la que cuentas para todo, con la te desahogas y en la que buscas comprensión y consejo en un bonito y maravilloso principio… solo puedes mantenerlo con voluntad porque: o te aburres o te cansas o pierdes la chispa o ya no es excitante o irremediablemente todo lleva a la rutina… Llámale como quieras. Se te pasó el enamoramiento.
Y esa voluntad implica ser valiente, no tener miedo, respeto, confianza, sacrificio… y tantas palabras más que sirven de poco para explicar lo difícil pero grato que es AMAR (en mayúsculas, como dice mi madre). Sigo pensando que vale la pena hacer ese esfuerzo cuando se encuentra al compañero idóneo para hacerlo.
Y si me he centrado en el amor de pareja es porque estos son los casos, pero amar a cualquier persona (familiar, amigos…), amarla bien, porque doy por supuesto que se diferencia amor de enamoramiento o de caer bien, es todo menos fácil.
Totalmente. Supongo que ya lo has leído (léelo con rintintín de “sé que no, pero bueno…”), pero ahí te lo dejo: http://www.buscadoresdedios.es/wp-content/uploads/2008/12/cslewis-los-cuatro-amores.pdf. Te gustará. No lo dudes.
merci!! Me va a dar para mucho!!
mmmmm me gusta la apreciación que tienes sobre la vida! sigue asi! 🙂
Gracias, Nacho!
“… a esa persona con la quien compartes aficiones, ideas, valores… Con la que disfrutas, con la que te sientes a gusto, con la que nunca te cansas de estar, con la que cuentas para todo, con la te desahogas y en la que buscas comprensión y consejo…”
¿pero ésto no es la AMISTAD?
jajajajajaja! Sí!! y de ahí también se puede pasar al roce! 😉
Es curioso que justamente tú escribas esto, tú que juegas a destrozarle el amor a la gente por tus caprichitos.
Madrileño tenías que ser, hijo. Que Dios te bendiga.