Y es que llega un momento en la vida en que te metes en el túnel y ya sólo queda seguir andando hasta la luz y abrazarla.
Otra metáfora. Cuando uno entra en el mundo laboral, me da la sensación que se convierte en un coche en un túnel de lavado. Vas a salir limpio, curtido, con el valor añadido que dan la experiencia y un sueldo, pero te achuchan, te dan rasguños, te salpican, te enjabonan, para luego aclarate entero.
¿Queda más claro? ¿Dónde quedan esos años de estudiante, trabajos temporales, dinero negro…?
Con la tremendísima ansiedad que me provoca empezar a trabajar como médico, no podía evitar escribir esto, pero más que nada me baso en experiencia de los que me rodean, que últimamente están más alicaídos
Vivir para el fin de semana, morros, gruñidos matutinos, depresiones vespertinas, fines de semana de sofá y manta, negatividad… Quizá habría que planteárselo, ¿no?
Hablaba yo ayer con el Hombre de lo fácil que se haría la vida el ser humano si no se uniera a alguien y consecuentemente no tuviera hijos. Viviría por su propia subsistencia, sobreviviría con más o con menos, pero no haría sufrir o sufriría tanto. Pero es que yo no quiero estar solo, me dijo. Y como no queremos estar solos, nos comprometemos a una sería de cosas y empezamos en intrépido viaje de conseguir el pan de cada día para nosotros mismo y para los que dependen de nosotros.
He oído más de una vez, de boca de un hermano y de un amigo mío, teorías sobre la reducción de horas laborales. De hecho, llegué a leer algo sobre ello. Sí, buscándolo, se encuentra todo. Me leíe este interesante artículo del The Economist. Trabajar menos horas, nos daría más tiempo para disfrutar la familia, amigos, ocio. Consumiríamos más, pero también sabríamos ahorrar más. Seríamos más felices, trabajaríamos mejor. ¿Por qué no lo probamos?
Yo vendré con otra de trabajo, pero de médicos, que s’ha d’escombrar cap a casa. De mientras os dejo con AliciaConejo, los dos a la vez. ¡Qué desconcertada!
Tune: Joan Miquel Oliver – Hansel i Gretel