Vacaciones, coño

Me encuentro desayunando en Valencia. Creo que me he metido en el bar de toda la vida de un señor de Logroño, coño.
Su acento le delata. También el arte con el que ha convertido mi soso bocadillo de atún en una combinación perfecta del mismo, pimientos del piquillo y huevo duro. A eso le llamo yo arte. Me lo temía cuando me ha preguntado “¿De atún?” ( comoooor???)
Su café con leche no se queda atrás. NO está quemado y la leche es la justa y necesaria.
No solo eso le distingue como ducho profesional.

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Empático asertivo sabio. “Qué vida, eh?” En menos de una hora, tres veces.
Yo hago que leo mi libro, aunque ahora mismo pensarán que soy una viciada del móvil, escribiendo estas líneas.
Pero qué más da, mientras esto se llena, Javier, que así se llama, nos cuenta (al de la barra) que es el menor de 12, de un padre que murió a los 57 y una madre tremendamente fuerte que trabajó hasta no poder más y murió a los 85. “Eran otros tiempos…” Yo creo que le ha salido a su madre, fíjate, y sin conocerlo.

Pero su frase estelar, encontrándome yo de vacaciones y mil ideas en la cabeza, la ha soltado sin immutarse. Y para mi, ¡se ha ganado un post!

“El domingo, ¿fiesta? Esto es como en los campos de concentración, que les daban pan y agua para que siguieran picando piedra. Eso son, pa’ ir tirando, sinó de qué.”

Querido Javier, ¿Cuanto de eso es cierto, cuanto de eso te crees?

* El bar se llama Etxebe y está en Carrer del Duc de Calàbria en Valencia, para los que quieran saber más…

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