En estos días he llorado varias veces, la mayoría de emoción desbordada. Sí señor.
Cómo emocionan los aplausos de las ocho de la tarde o las donaciones de guantes o batas o los que cosen o imprimen material de protección para sanitarios… Los músicos regalando música, los restaurantes, comida… cada uno aportando su granito de arena.
O un gracias o un ánimo o una escucha activa. O lo hacemos juntos, ya verás.
La gente de los pueblos no es tan mala ni despiadada. Nos hemos dado cuenta que somos vulnerables y nos estamos protegiendo con escudos de amor y buena voluntad. Biológicamente programados para proteger la especie cuando está en peligro.
Ojalá que estos gestos no se los lleve COVID-19. Ojalá me siga conmoviendo con la gente de los pueblos.
¡Qué grandes somos! Pero seamos responsables también. Sigue confitado, ¡quédate en casa todo lo que puedas!
P.S.: Para los que citan a Thatcher solo a medias:
“They are casting their problems at society. And, you know, there’s no such thing as society. There are individual men and women and there are families. And no government can do anything except through people, and people must look after themselves first. It is our duty to look after ourselves and then, also, to look after our neighbours.”