Hay más de una a mi alrededor que ya se ha aventurado o está en proceso con la maternidad. ¡Enhorabuena!
Y me he manifestado sobre esto anteriormente. Hoy en día tenemos la suerte de que la mayoría no estamos forzadas a ser madres e incluso podemos decidir.
¿Y cuando? Pues dejando a parte las razones fisiológicas puras, nunca es tarde. Pero tampoco pronto, no te creas. Cada una tiene su circumstancia y situación.
- Trabajo precario, pareja precaria o inexistente.
- Trabajo súper vocacional o exigente, novio majete que solo llegas a ver el fin de semana, pero sí, la idea te ilusiona.
- O llevas un DIU o tomas anticonceptivos o fumas o tienes ovarios poliquísticos o una enfermedad crónica con su igual medicación.
- ¿O quizás estés esperando a estar preparada? JAJAJAJA Olvídalo, nadie está preparado para ser madre. ¡Siempre te va a sorprender!
En fin, las mil y una situaciones, sí. Pero si algo he aprendido de ser madre es que esto es lento. Lento, lento, lento.
Es lento quedarse embarazada, lento el embarazo, es lento el puerperio, la lactancia, el destete, la dentición, el desarrollo psicomotor, el psicológico, el intelectual, el emocional… Hasta algunos dicen que es lento que abandonen el nido…
Me fascina que seamos los únicos animales que tengamos que APREHENDER TODO. Pero así es. Ser madre es traer al mundo a un nuevo ser humano y es lento desde la concepción.
Yo le hago la ola a quien acuñó el término SLOW LIFE. Para mí, eso es la maternidad.
Pero elijas lo que elijas, ¡enhorabuena, bien harás!